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Lecturas para todos los niveles

Si querés leer en español pero no encontrás un libro adecuado para tu nivel, te recomiendo el sitio www.lecturasgraduadas.com. Ofrecen más de 70 libros en cinco idiomas (español, inglés, alemán, francés e italiano) para descargar de la web y leer  en formato papel o digital (ya disponibles para kindle y, próximamente, para iPad).

Son perfectas para cualquier estudiante que quiera reforzar o mantener su español y al mismo tiempo conocer más sobre la cultura hispana.

 

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Mi Buenos Aires querido…

Estos son algunos comentarios sobre qué opinan los extranjeros de los argentinos y de Buenos Aires especialmente. Estas opiniones aparecieron en un artículo del Diario Clarín.

A mí, personalmente, lo que me encanta de Buenos Aires es como se ve la ciudad en noviembre: los árboles de jacarandá en flor dan un aspecto mágico a la ciudad. Tiñen todo de violeta, y uno se siente caminando por una alfombra de flores. A los que vienen por poco tiempo a la ciudad, les recomiendo que elijan noviembre para disfrutarla.

Lo que menos me gusta, es la suciedad en las calles. Y me irrita mucho que todavía mucha gente tire los papeles en las calles. Creo que a veces, nos falta más respeto por los demás.

¿Opinás lo mismo?

Lo que más les gusta:

  • El tiempo que se les dedica a los amigos: “Si no llamás a tu amigo por teléfono una vez por semana se ofende.”
  • Los besos al saludar: “Argentina es un excelente país para besar mujeres. Cuando vuelvo a Alemania, es lo que más extraño.”
  • El afán por ayudar a alguien en la calle aunque sea un extraño: “Una vez, me paró un taxista en un semáforo para decirme que tenía problemas con el motor de mi auto porque no usaba el aceite adecuado. Me recomendó la mejor marca. Después me saludó como si fuésemos amigos de toda la vida.”
  • La increíble memoria de los mozos, que sin anotar, se acuerdan el menú completo para 35 personas: “Entre una persona que pide agua sin gas, otra con gas, un café y dos con crema, realmente no sé cómo lo hacen.”

Lo que menos les gusta:

  •  La impuntualidad: “Para una argentino quedar a las cuatro de la tarde es lo mismo que quedar a las cinco.”
  • Cómo manejan los colectiveros: “Con tal de cumplir el recorrido a tiempo, hacen cosas inimaginables como cruzar semáforos en rojo, atropellar peatones o seguir de largo en las paradas.”
  • Los servicios mal brindados: “Acá lo de que “el cliente tiene la razón” no se lo cree nadie, pero en el exterior es una norma de hierro.”
  • El poco compromiso que existe cuando se promete algo: “te llamo la semana que viene y después no llama”
  • La suciedad y el estado desastroso de las veredas: “Cuando salgo a pasear no puedo dejar de mirar para abajo: el camino está lleno de pozos y de cosas de perros.”

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Lecturas que he disfrutado y con las que he aprendido.

Es sabido que para aumentar y enriquecer tu vocabulario es necesario leer libros en su versión original  en español lo más posible. Simplemente leer, no consultar un diccionario y adivinar el significado de las palabras por el contexto, buscar sólo unas palabras frecuéntamente repetidas o las cuales juegan un papel clave para comprender el texto. Para este objetivo se puede elegir unos libros con un lenguaje más o menos simple.


Algunos libros no dejan de ser de actualidad a pesar del tiempo. Por ejemplo el libro de Mario Benedetti «La borra de café». Este libro te permite comprender el sentido de los valores humanos – la bondad, el amor, la amistad. Con él  puedes sentir que en nuestro mundo aparte de la adversidad, existen aspectos claros y felices. Es una historia un poco triste, sincera, conmovedora y al mismo tiempo muy profunda, con un lenguaje vivo y saturado de modismos.
Otro libro recomendado es una novela policíaca contemporánea de la escritora argentina Claudia  Piñeiro «Tuya». Es una historia de detective donde ocurre una muerte impremeditada,  chantaje y venganza. Otro tema que aparece en esta historia son las relaciones complicadas y el muro de incomprención entre los padres y su hija adolescente. El libro se lee fácilmente, la manera de escribir te engancha y el desenlace te sorprende por su final.

En síntesis, encuentra un escritor o un tema que te sean interesantes, y entonces comprenderás el texto con facilidad y te entrarán ganas de consultar las palabras desconocidas en un diccionario para entender mejor el contenido.

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¿Los Argentinos somos calentones?

Este es un artículo publicado en el diario Clarín en 2005, pero creo que tiene vigencia. No puedo hablar por «los argentinos» en general, pero creo que los porteños (habitantes de la Ciudad de Buenos Aires) somos calentones, esto quiere decir, que nos enojamos fácilmente, especialmente en relación al tráfico y cuándo manejamos. Creo que andamos un poco apurados y nerviosos pero también podemos ser amables y serviciales con los que necesitan nuestra ayuda. Pero cuando nos calentamos decimos lo que pensamos sin muchos filtros con un tono de voz y gestos fuertes.

Diario Clarin, 16 de Octubre de 2005

COMPORTAMIENTOS SOCIALES : LOS DATOS SE DESPRENDEN DE UNA ENCUESTA REALIZADA A MAS DE 2.400 PERSONAS

Lo que más enoja a los argentinos es que alguien se cuele en la fila
Georgina Elustondo.
gelustondo@clarin.com

Si usted se pone loco cuando alguien se cuela en la fila del cine, o es capaz de enfurecerse con un desconocido porque tira basura en la calle; si lo irrita ver que alguien pasa el semáforo en rojo o cuando se estrella contra un piquete; si se indigna cuando la gente fuma en áreas prohibidas o se llena de bronca cuando algún «distraído» se las ingenia para no ceder al asiento a una embarazada o a una persona mayor… No se preocupe: su reacción y sus sentimientos no tienen nada de original ni responden a un día de furia personal y subjetivo: estas situaciones figuran en el top ten de las cosas cotidianas que sacan de quicio a los argentinos.

Así lo revela una investigación realizada por la revista Selecciones, que buceó entre los hechos que desatan la ira de nuestros compatriotas y los comparó con ciudadanos de otros países, alumbrando jugosas diferencias.

En Argentina se relevó el testimonio de 2.443 personas de todo el país. Y el 72% de ellas aseguró que lo que más logra sacarlos de las casillas es que alguien se cuele en la fila, algo asociado —según los especialistas que interpretaron los datos— a la sensibilidad creciente de los criollos respecto a los episodios teñidos de impunidad e injusticia.

Los colados lideran el ranking de enemigos públicos en nuestro país, pero no en Europa: allí caen al tercer puesto. Lo que más irrita a los ciudadanos del Norte es que la gente arroje basura en la calle.

Aquí, ensuciar los lugares públicos ocupa el segundo lugar; el tercero es para los cortes de calle, y el cuarto, para las violaciones a las normas de tránsito. Siguen los que fuman en lugares prohibidos, los que se hacen los dormidos para no ceder el asiento, las demoras en el transporte público, los peatones imprudentes, la impuntualidad, los autos estacionados en doble fila y los que hablan a los gritos por celular, ventilando en el colectivo o en el restaurante los detalles de su conversación.

«Estamos más enojadizos. Desde el punto de vista psicosocial nuestro umbral de sensibilidad y tolerancia ha disminuido. Tenemos un límite de ansiedad más elevado del normal y entramos en cólera con más facilidad. Actualmente, los argentinos somos como un petardo de mecha corta«, asegura el doctor Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés, y explica: «Tiene que ver con la falta de límites, de seguridad, con la incertidumbre. Y con la ruptura de la escala de valores que siguió a la crisis del 2001: vale todo, no hay normas claras y la gente se enfurece ante la impunidad y la injusticia. Es decir, ante la falta de límites».

A López Rosetti no le llama la atención que las situaciones más irritantes ocurran en la vía publica, en el ámbito social. «Las cuestiones que tienen que ver con el hogar suponen un mayor nivel de control y, por lo tanto, menos estrés. En la calle uno está más expuesto al imprevisto, y siente que todo se le opone a su interés como una eventual amenaza».

Para la licenciada Lidia Ariovich, de la Asociación Argentina para el Estudio y la Prevención del Estrés, «el malestar aparece más en cuestiones vinculadas a la convivencia social porque la gente pasa mucho tiempo fuera de la casa y actualmente en la calle hay mucha agresividad. El hogar aparece como un refugio».

La vida hogareña asoma así con mayores niveles de conformidad, y el mundo exterior, como fuente de grandes molestias. Los «inconvenientes» vinculados a la vida íntima aparecen en un segundo plano: a la gente le molesta, sobre todo, que le usen sus cosas sin permiso, que le cambien objetos de lugar, que no contesten el timbre o el teléfono y que no los dejen dormir.

Los internautas también opinaron: el 77% detesta los avisos que se le abren en la pantalla (pop-ups) y a siete de cada diez los pone de pésimo humor el correo no deseado. «Hay que aprender a manejar el enojo, a expresar la ira de manera inteligente. Ni tragarse todo ni estallar como dinamita. El enojo, los infartos y los picos de presión están estrechamente asociados», advierte López Rosetti, e insiste en que la factura la paga el cuerpo.

«Creo que es un buen síntoma que las cosas que más nos enojan tengan que ver con la transgresión —agrega Ariovich—. Implica que la gente está tratando de soltar el estereotipo clásico del argentino avivado, aprovechador. Es un buen signo».

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